De esas cenizas, fénix nuevo espera;

Mas con tus labios quedn vergonzosos
(que no compiten flores a rubíes)
y pálidos, después, de temerosos.

Y cuando con relámpagos te ríes,
de púrpura, cobardes, si ambiciosos,
marchitan sus blasones carmesíes.


Francisco de Quevedo


jueves, 9 de octubre de 2014

Los días más lentos - VII



Algún día de éstos me pegaré un balazo en la pierna
a ver si así me dan ganas de moverme,
de despertar distinto,
de despertar con más vida en cada dedo.
A ver si así dejo de ser cristal opaco
y si así se pintan de rojo mis soles
y mis días
y mis letras.

Algún día lo haré, pero hoy no tengo ganas.
Hoy es día de estar tendido boca arriba
y ver cómo las grietas se hacen más grietas
y el trabajo más peso
y cómo el peso se hace menos peso.
Hoy sólo tengo ganas de dejar ir el día;
no de morir; sólo de no vivir hoy.
Vivir sin conciencia ni mente de mí unas horas,
apagar todo este estruendo que pienso
y que es como estar parado
frente a un batallón de fusilamiento.

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