De esas cenizas, fénix nuevo espera;

Mas con tus labios quedn vergonzosos
(que no compiten flores a rubíes)
y pálidos, después, de temerosos.

Y cuando con relámpagos te ríes,
de púrpura, cobardes, si ambiciosos,
marchitan sus blasones carmesíes.


Francisco de Quevedo


viernes, 30 de diciembre de 2011

Sturmlieder

Los primeros recuerdos de mi infancia se remontan a las lluvias de Puebla, las inundaciones en el barrio de Xonaca, caminar empapado por el Barrio de los Sapos. Todo era agua. Más que sombras, el tiempo era agua. Y lo sigue siendo. Dejamos Puebla, si mal no recuerdo, el 28 de enero de 2006; un amigo me dijo [cita textual] "No mames cabrón, es el peor regalo que se te pudo ocurrir." [Fin de cita] Cumplía el 27. Hay gente de la que retengo momentos, algunas frases . Creímos que sería eterno, y prueba de ello es la ausencia de fotografías. Cuando crecemos nos damos cuenta de que moriremos, e intentamos preservarnos en cualquier casa, tras cualquier espejo.

Llevo seis años en Aguascalientes y no termino de adaptarme. Son ciudades distintas. La gente es distinta, tal vez más amable; más inocente, si se quiere. No sabría precisarlo, y no acaba de gustarme. El asunto es que el cambio sucedió cuando apenas me estaba formando una imagen de mí mismo, y entonces creí que "había perdido todo." Y para efectos prácticos, así fue. De pasar casi cincuenta horas a la semana contigo, mi hermano, Jovann, a hablar una vez cada venida de obispo hay una diferencia abismal. Y los demás días son lluvia. Supongo que crecimos, y lejos, y distintos, pero sembramos entre nosotros algo más poderoso que la sangre. Me harían falta meses para ponerme al corriente; nos harían falta años para precisar en qué cambiamos. Y para todo eso tenemos nuestro Conker ;)

El tiempo es imparcial. Así nos ha juzgado. Y de entre todos te salvó a tí, Jovann. Hay amistades que sobreviven. Cierro los ojos y escucho la Tormenta.

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