De esas cenizas, fénix nuevo espera;

Mas con tus labios quedn vergonzosos
(que no compiten flores a rubíes)
y pálidos, después, de temerosos.

Y cuando con relámpagos te ríes,
de púrpura, cobardes, si ambiciosos,
marchitan sus blasones carmesíes.


Francisco de Quevedo


martes, 29 de junio de 2010

Tral by fire, noviembre, 1897

Tercera parte de mi narración.

—Mes y medio en el cielo y ni un maldito avistamiento. Parece que nuestra aventura ha tenido más repercusiones de las que pensé.— Un puro se consumía lentamente sobre el cenicero, junto a las piezas del revólver de Vestri.
—Son unos maricas con dinero. No hace falta otra explicación.—La ceja del enano se alzó para dejarme ver sus pesados ojos negros. —¿Por qué no hacemos una competencia de tiro y, de paso, reducción de personal?
—No lo entiendes, ¿verdad? Hay algo muy extraño, un olor a guerra en el aire...

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