De esas cenizas, fénix nuevo espera;

Mas con tus labios quedn vergonzosos
(que no compiten flores a rubíes)
y pálidos, después, de temerosos.

Y cuando con relámpagos te ríes,
de púrpura, cobardes, si ambiciosos,
marchitan sus blasones carmesíes.


Francisco de Quevedo


domingo, 15 de noviembre de 2009

Algo acerca de mí- influencias en la escritura

Barroco, romanticismo y gótico; Quevedo, Poe y los góticos alemanes contemporáneos.

Leí primero a Poe, a los 10 años, si no me equivoco. El gato negro, el retrato oval, enterrado vivo fueron algunos de los cuentos (los que recuerdo ahora, al menos) que influyeron en mi gusto por la lectura. Hubo un paréntesis donde leí a Lovecraft, a Bécquer, a Anne Rice y otros, pero siempre regresaba a Poe. A los 16 años leí Las aventuras de Arthur Gordon Pym; justo a esa edad comencé a escribir. Pero lo que yo escribía, en forma de prosa, era, en realidad, poesía. Mala, viciada por lugares comunes y metáforas gastadas, pero mía y poesía al fin y al cabo. Luego... no recuerdo cómo fue que conocí a Sopor Aeternus. No habría sido nada trascendente si no hubiera escuchado la canción The sleeper (by Edgar Allan Poe), que me reveló al (¡Mirád a dónde llega la ignorancia!) poeta que fue Poe. Desde que leí The sleeper perdí interés en los cuentos de Poe... y lo gané en su poesía. Leí, releí y volví a leer Annabel Lee, For Annie, The lake to -, The bells, The conqueror Worm... y jamás me saciaba.

Desde los 12 o 13 años comencé a escuchar grupos como Lacrimosa, Crematory o Haggard. Pero no les entendía. Claro, me gustaba la melodía y cómo se escuchaba, pero no entendía nada de la letra (en alemán), que siempre ha sido muy importante para mí. Los dejé de lado un tiempo; desde los 13 o 14 comencé a escuchar a Tiamat, Moonspell, Opeth... pero fueron, de estos 3, Tiamat los que más me influyeron. A pocket size Sun, Atlantis as a Lover, Phantasma de Luxe fueron los temas que más me agradaron entonces y que aún ahora escucho. También Therion fue una anexión que considero importante dentro de mi repertorio por motivos que mas adelante detallaré. Ginnungagap, Secret of the runes, Ljufsalheim, Muspelheim y Schwarzalbenheim formaron parte de mi lista de reproducción, desde entonces y, hasta ahora, llamada Schattenreich. A los 16 años comencé a estudiar alemán con la maestra Sussane Junge, en el centro de idomas en Aguascalientes. Y, gracias a ella (la maestra) y a ello (el estudio) fue que pude, por fin, comprender las canciones que hiciera unos años sólo tarareaba. Entonces fue cuando se anexaron Sopor Aternus, Illuminate, Unheilig, Lacrimosa, Diary of dreams y una larga lista de grupos más. Muchos de ellos tenían un eco parecido al de Poe, por lo que no me fue dificil asimilarlo. Y como el idioma, desde chico, me pareció interesante, se añadió también.

Entonces terminó la preparatioria y entré a Letras. Gracias a mis maestros, especialmente Guadalupe Montoya y Silvia Flota, conocí las jarchas mozárabes, los Minnesang nórdicos, las coplas de Jorge Manrique... y a Quevedo. De él había escuchado cosas en la preparatoria. Cosas que, como todo buen "estudiante", pasé por alto. Recuerdo que mi maestra, Alma Delia, decía (no sé si aún lo haga) que le habría encantado conocer a Quevedo, pero hasta el año pasado supe por qué. Desde que leí sus sátiras a Góngora, versos como "¡Mirad cómo me trata mi deseo; que he venido a tener sólo por gloria/ vivr contento en lo que más me mata!", "y como de alcanzarla tengo gana/ hago correr tras ella el llanto en ríos.///" y los citadísimos tercetos de "Alma a quien todo un dios prisión ha sido,/ venas que humor a tanto fuego han dado,/ medulas* que han gloroiosamente ardido, // su cuerpo dejará, no su cuidado;/serán ceniza, mas tendrán sentido;/ polvo serán, mas polvo enamorado." no he podido separarme de sus escritos... y bueno, eso es.

Ellos son mis "maestros" en ritmo, métrica y, en caso de Quevedo, también me ha conducido recientemente al conceptismo, cosa que yo, desde que leía a Poe, ya aplicaba de forma autodidacta. Con los góticos aprendí a construir mis metáforas; Oswald Henke (Goethes Erben) y Adrian Hates (Diary of Dreams) han sido especialmente influyentes en este aspecto.

Ahora pasemos a la mitología. Siempre he sido un poco... falto de fe. Esto me ha llevado a explorar varias religiones y cosmogonías (varias= 3-4 :) ) . De estas, sólo la azteca y la nórdica se han logrado afianzar a mi forma de ver el mundo. Los aztecas creían que el mundo acabaría si el sol no era alimentado con sangre; esto se debía a que sus leyendas contaban que los dioses se habían sacrificado, después de crear al Sol y la Luna, y que los humanos deberían pagar con lo más precioso para que el mundo (y el quinto sol) no se extinguiera. No recuerdo ahora cómo inicia el mundo para nuestros ancestros, pero, en cuanto lo tenga, lo agrego.



*Gracias a Ana Luisa Topete por la aclaración del acento melas, como se usaba antiguamente y no el modeno dulas.

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